domingo, agosto 10, 2014

Propuesta. LLAMA URBAN DESIGN. Mariana Leguía. Gary Leggett. Angus Laurie. Concurso de Ideas de Arquitectura para el Museo Nacional del Perú.

LLAMA URBAN DESIGN, comparte la propuesta que presentó al "Concurso de Ideas de Arquitectura para el Museo Nacional del Perú" convocado por el Ministerio de Cultura. El proyecto ha sido realizado por los arquitectos Mariana Leguía, Gary Leggett y Angus Laurie con el equipo conformado por Genaro Alva, Miguel Linares, Alvaro Rivadeneira y Alexander Wiegering.

Memoria 

¿Cómo diseñar un museo que represente a todo el Perú? ¿Cómo proyectarlo para que no solamente albergue las reliquias de nuestro pasado sino que logre retratar y construir una visión del espacio nacional? ¿Cómo hacer esto sin caer en fórmulas iconográficas o símbolos que puedan allanar la complejidad de nuestra sociedad en aras de una imagen fácil de consumir? 

El reto es significativo, pero es aún mayor cuando suponemos que un museo nacional no sólo debe servir de espacio museográfico o pedagógico sino que debe también construir una esfera pública, una plataforma democrática para el uso de cualquier ciudadano. Lograr esto en un terreno que, para todos los efectos, es suburbano, hace que la tarea sea aún más motivadora. 

Nuestro planteamiento parte de tres decisiones fundamentales: 1) Crear un espacio público protegido de la carretera y el desierto, 2) lograr una monumentalidad horizontal y abstracta, abierta al paisaje en momentos claves, y 3) crear un estructura extensa y flexible, tanto en la planta del museo como en los depósitos y en las zonas administrativas. 

El recorrido de un museo de historia es típicamente lineal o cronológico, formando un circuito continuo, donde la entrada y la salida corresponden a un mismo punto. La comunicación con el exterior es limitada, dándole mayor enfoque al contenido del museo. Nuestra propuesta considera importante mantener este recorrido lineal/cronológico, pero también plantea recorridos alternos o atajos temáticos, para facilitar el acceso directo a ciertas aéreas de la colección. La distribución del museo, además, se divide en cuatro barras separadas con el fin de abrir el circuito estratégicamente a las vistas del paisaje circundante y ofrecer descansos en los intersticios de las barras. 

Si el funcionamiento de un museo puede ser separado entre zonas de exhibición y zonas de soporte, el partido de nuestro edificio propone una división vertical de esta separación. Los programas de soporte (laboratorios, depósitos y administración) se ubican en un gran plinto o basamento de concreto que corre desde el nivel -1.75 al +4.25 m. El museo flota sobre esta base, como una estructura ligera de acero apoyada sobre columnas que lo elevan hasta el nivel +13. 25 m. Es entre estos dos elementos, el plinto y el museo, que se organiza la plaza principal, continuamente activada por los elementos más públicos del programa (biblioteca, talleres, anfiteatros, etc.). 

Es importante recalcar que el acceso principal del visitante está pensado desde la platea principal, a los +10 m, llegando por medio de una gran rampa peatonal o vehicular que desemboca frente a una vista panorámica del complejo arqueológico y el mar. Es desde este nivel que los visitantes descienden a la plaza pública o suben, por medio de una rampa, al nivel del museo. La base de concreto frente a la carretera esta revestida por un sistema cinético de geometría simple (placas metálicas colgadas de 13 x 40 cm) el cual reacciona al movimiento del viento y muestra, a ojo de peatón, una superficie abstracta e icónica.









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